jueves, 4 de noviembre de 2010

...And not forget put flowers in your head


Aprovechado hasta el último momento de las oportunidades que ofrece la vida universitaria y aprovechando estar ya en el otro lado del charco, aprovechè para buscar una ciudad para aprovechar tres semanas de mi vida.



Porque el puente salìa en Padres Forzosos, por el Woostock del 69 y por unas cuantas cosas más, San Frisco ganó a NY y otras candidatas, asì que me vestì de hippie y me alojè en un hostalito la mar de coqueto (allà donde fueres…haz lo que vieres) con 6 camas, baño limpito y lleno de mochileros. Resultò ser de lo màs interesante. No pude reprimir la emoción de ver calles transitables y encontrè una tienda de segunda mano donde conseguì hacer un trueque con un señor de camisa floreada para que me dejase una bici por las tres semanas, el negocio saliò cuasi redondo, mi inglès cogió confianza…



Pasear por una ciudad americ...perdòn, estadounidense, es una sensaciòn parecida a estar paseando por un parque temàtico, con todo lleno de barrenderos y casas que parecieran artificiales. Todo demasiado nuevo. No hay mucha esencia a historia. Como todo, tambièn tiene sus cosas buenas. Tropecè inesperadamente con la tienda que habìa visto en una foto y boquiabierto entrè en un autèntico museo de la mùsica en poco màs de 20 m2. Asì que, para calmar los ritmos que llevaba un par de días en la cabeza, comprè un cedè de Jobin, previa lecciòn y recomendaciòn de mùsica brasileira del dueño...







...las calles, entonces, pasaron a verse como una foto en tonos sepias...










...California en estado puro.



J. Abengoza